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No hace mucho regresé de ver esta exposición, que esta maravillosa.
La muestra surrealista la podemos encontrar en el Parque Benito Juárez, El Ágora de la Ciudad y la Pinacoteca Diego Rivera.
No creo tener las palabras adecuadas para describir lo que produce poder disfrutar este tipo de manisfestaciones del arte, por lo que los invito a que visiten los espacios antes mencionados.
A continuación les comparto una breve reseña.
Pintora de origen inglés que se inicia en el surrealismo de la mano de Max Ernst y desarrolla la mayor parte de su vida y obra en México. Nacida en Clayton Green, Lancashire, Inglaterra, en el seno de una rica familia de la industria textil, en 1920 queda junto a sus hermanos bajo los cuidados de una institutriz francesa, un instructor de religión y una nana inglesa, que la introduce en el mundo de las hadas y cuyos relatos tendrán una fuerte influencia sobre la artista. Después de ser expulsada de varias escuelas religiosas, es enviada a un internado de Florencia (Italia) y más tarde a una escuela parisina. En 1936 ingresa en la academia de Amédée Ozenfant donde realiza estudios de dibujo y pintura. En 1937 conoce a Max Ernst con el que marcha a París y la introduce en el círculo de los surrealistas, estilo del que será una gran intérprete. Un año más tarde expone con los surrealistas en París y Amsterdam (The meal of lord Candlestick, 1938). Al comienzo de la II Guerra Mundial, en 1939, marcha a España y Portugal, donde conoce al diplomático mexicano Renato Leduc, amigo de Pablo Picasso, con quien se casa en 1941 y viaja a Nueva York. En 1942 llegan a México y tras divorciarse, en 1943, conoce a Edward James, mecenas de los surrealistas y máximo coleccionista de su obra. Durante los 43 años que permaneció en México formó parte del movimiento surrealista, compaginando la pintura (Pain Chant, 1947; Gato blanco, 1952; Kabala, 1960; Belfry, 1980) con las escenografías teatrales (Penélope, 1945-46). En 1985 huyendo del terremoto que destruyó parte de la ciudad, se estableció en Nueva York y más tarde en Chicago (1988), regresando finalmente a México (Labyrinth, 1991), donde vive en la actualidad.
Leonora Carrington escribió lo siguiente:
“El mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mi”.
“Una vez un perro le ladró a una máscara que hice, ha sido el comentario más honorable que he recibido”.
“La razón debe conocer la razón del corazón y todas las demás razones”.
“No me gustaría morir de ninguna manera, pero si llego a hacerlo algún día, que sea a los 500 años de edad y por evaporación lenta”.