El primer alimento que ingerimos en el día es el desayuno, y ha sido señalado en las últimas décadas como la manera más saludable de comenzar nuestras labores diarias. El desayuno, en especial cuando es bajo en grasa y rico en carbohidratos, mejora el rendimiento mental de niños, jóvenes y adultos. Un buen desayuno debe aportarnos el 25% de las calorías diarias, y claro no debemos olvidar los cereales.
Un desayuno nutritivo debe incluir todos los grupos alimenticios y como en todas nuestras comidas la mayoría de las calorías deben provenir de los carbohidratos complejos. Los carbohidratos complejos incluyen: pan integral, cereal entero, frutas y granos.
Las frutas son recomendables, porque vehiculizan nutrientes de gran valor, como la vitamina C, fósforo, potasio, hierro, fructosa y fibra.
Los cereales (trigo, arroz integral, copos de avena, maiz, centeno, cebada, mijo, y el muesli como conjunto de ellos…) constituyen un alimento altamente energético compuesto básicamente por hidratos de carbono en cuya composición entran la mayor parte de los aminoácidos esenciales. Además contienen una cantidad de fibra, minerales y vitaminas que ayudan a cubrir nuestras necesidades nutricionales.
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Además, se puede incluir a nuestro desayuno algo de proteína. En este grupo están los huevos, la leche, queso, las carnes y derivados de la soja. Hay que tener cuidado si se desea perder peso de no consumir mucha grasa en este grupo, para esto podemos seleccionar las opciones sin grasa o bajas en grasa de la leche, los quesos y las carnes. La proteína es muy importante porque nos da la sensación de llenura por varias horas.
Un buen desayuno
La Organización Mundial de la Salud recomienda, para esta primera cita culinaria, un vaso de leche de vaca, una tostada con aceite de oliva virgen y zumo de naranja. En general, para que sea equilibrado deben estar representados los lácteos, frutas y cereales. Son muy recomendables los cereales integrales, en concreto los de grano de trigo.
En el desayuno también pueden participar otros alimentos, como derivados cárnicos y dulces, pero en cantidades moderadas. Por otra parte, la mantequilla y los bollos industriales deben limitarse, y las galletas es mejor que sean magras. En cuanto al azúcar, trata de utilizarlo sólo para dulcificar la bebida.